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CAPITULO 4.- La noche terminó... en mí

   Aún con los ojos cerrados, pude sentir como se endurecía la verga de mi marido, al mismo tiempo que la humedad se hacia presente en el pantalón de Maggie así como en mi vagina. Despegué la cara para ver a Maggie que veía con deseos como besaba a mi esposo, los tomé a ella y a mi marido por la nuca y los acerqué para frente a mi para verlos besarse, sentí un poco de celos pero mi libido era mucho mayor, después de unos segundos atraje sus caras hacia mí, besé primero la boca de ella, después la de él hasta que los tres nos besábamos al mismo tiempo. Mi esposo acariciaba mi vagina y Maggie acariciaba mis pechos, mismos que iba descubriendo botón por botón, sentí como sacó cada uno de cada una de las copas de mi bra*, una vez que tenía ambas tetas descubiertas, volví a tomar firmemente sus cabezas y las empujé hacia abajo mientras iban descendiendo me mordían y besaban los pechos, hasta llegar a mis pezones, que estaban duros desde antes del primer beso; los succionaron, mordieron y lamieron de una forma tal que sentí liquido salir de mis pechos y mi vagina, solté un gemido ahogado, mis piernas temblaban sin fuerza ... ¡No lo podía creer ya había llegado y apenas estábamos empezando! ¡Jamás había estado tan cachonda y estimulada! 


Estaba tan caliente y mojada que me puse de pie como pude para terminar de deshacerme de mi blusa y quitarme el pantalón. Mientras mi esposo y Maggie seguían besándose y él le quitaba la blusa
 pero al verme solo en tanga, ambos se  pusieron de pie, ella comenzó a besarme y a manosear mis senos, mientras el veía y se desnudaba. Yo con ganas de avanzar, bajé hasta ponerme de rodillas para bajar el pantalón de Maggie, y ¡Vaya! yo sabía que Maggie era guapa y tenía buen cuerpo, pero esa noche usaba una tanga que hacía que su trasero se viera espectacular, volteé asombrada buscando la mirada de mi esposo para saber si estaba tan sorprendido como  yo pero él, ya en boxers, le besaba las tetas y le quitaba la blusa, así que de pronto me vi entre la verga dura y parada de mi esposo y el tremendo culo de Maggie. Jale del resorte del boxer a mi esposo lo que provocó que su pene saliera  de este, sin pensar pero con un deseo ardiente, bajé su prepucio y, ahí de rodillas mientras él besaba a otra mujer, introduje en mi boca húmeda ese pito grueso y venoso.

Estaba mojada disfrutando de comerme el pito de mi esposo cuando, sin darme cuenta, Maggie estaba de rodillas aún lado mío, mejilla con mejilla, acariciando con su lengua los testículos de mi esposo, ocasional e intencionalmente, nos besábamos sin dejar de chupar esa verga. mientras tanto, ella llevó su mano hacia mis nalgas bajo mi tanga y comenzó a acariciar mi vagina, yo hice lo propio con mi mano izquierda tomando a Maggie por enfrente busqué su clítoris y en esa búsqueda me encontré con una vagina igual o más mojada incluso que la mía, lo que me llevó a meter dos de mis dedos en ella. Estaba comenzando a sentir la calidez y humedad de Maggie, cuando de repente sentí algo empujando con fuerza e  introduciéndose en mi ano, abrí los ojos con sorpresa y un poco de dolor, pero ese dolor rico, vi a mi esposo que contemplaba la escena lleno de lujuria y placer.

Después de un momento de contemplarnos de ese modo, tomó a Maggie y la llevó al sillón a donde la arrojó, la puso de perrito apoyada en el descansabrazos, hizo a un lado su tanga y beso su entrepierna, de inmediato y antes de poderme parar hizo lo propio conmigo; me cargo y recostó boca arriba entre la piernas, acto seguido comencé a comerme esa jugosa y caliente, vagina de Maggie. Mientras mi esposo acomodaba su cara entra las nalgas de Maggie jugando con todo lo que tenía a su alcancé. 

De pronto sentí que él se incorporó, pero no me importó, yo estaba feliz en lo que estaba haciendo, hasta que sentí algo que rosaba mi barbilla, era la verga de mi esposo que se iba introduciendo de apoco en la vagina de Maggie; cada vez que entraba y salía, tenía un poco del liquido vaginal de Maggie que yo con mucho gusto quitaba  con mi lengua de su pene. Eso pasaba mientras yo me masturbaba y Maggie gemía tan fuerte que temía que fuera a despertar a los vecinos, de pronto uno de sus gritos fue más prolongado y apagado sentí una cantidad de líquido impresionante salir por su vagina y llenar mi rostro y boca, por un momento pensé que mi esposo habría llegado dentro de ella, pero mi esposo seguía embistiendo, y el liquido no tenía ese tan característico sabor de semen, a la par que las piernas de Maggie, notoriamente sin fuerza comenzaron a caer y al mismo tiempo sus genitales sobre mí cara. Mi esposo salió rápido de ella para también salir yo. 

Contemplar a Maggie en el sillón templando de placer, aunado a que mi esposo y yo aún no llegábamos, nos llevo a chocar nuestros cuerpos y besarnos. Él me tomó por la cintura y me giro  de espaldas hacia él, se sentó en el extremo opuesto del sillón a donde estaba Maggie, me levantó un poco mientras giraba y se recostaba el descansabrazos, levantado mi cuerpo sobre del suyo, dejándolo caer lentamente sobre el suyo, y llevando mis nalgas suavemente hacia su pene.

Debo admitir que el sexo anal no es tanto de mi agrado, a no ser que me encuentre completamente estimulada, y aquella noche seguro que lo estaba. Mi esposo levantándome por las caderas dirigió mi ano hacia su verga, mientras mordía mi cuello y espalda, quería resistirme pero no lo hice. Sentí cada milímetro y centímetro de ese pene gordo y duro entrar en mi recto, me estaba doliendo con cada centímetro que entraba sentía más rico y me prendía más, hasta que la tuve toda adentro, mi esposo me levantaba con ritmo y con cada metida mi ano se abría más y más, yo iba sintiendo cada metida más rica que la anterior hasta que de pronto ya no era mi marido quien me embestía, me sorprendí siendo yo la que le daba sentones a mi marido. 

Por sufrir y gozar de cada tramo de pito que entraba en mí, perdí la noción de tiempo y espacio, y no sabría describirlo... fue  un instante donde sentí sorpresa, dolor, estimulación, ¡¡¡PLACER!!! Pues sin notarlo, Maggie se había repuesto y ahora ponía su lengua sobre mi Vagina que estaba totalmente libre para ella, chupo mi clítoris por un momento hasta que acomodó sus piernas entra las mías y las de mi esposo, supe lo que quería al instante, dejé caer mis nalgas totalmente sobre mi esposo, sentí su verga llegar hasta mi ombligo. Maggie apoyada con una rodilla sobre el sillón y otra por encima de mi, acercó su vagina a la mía, mientras yo giraba mis caderas sobre la pene de mi esposo y debajo de la vagina de Maggie que hacia presión y se movía sobre mi.

No sé cuanto tiempo duramos así, pero sabía que no me quería salir de ahí jamás. Sentí como me vine, fue el orgasmo más largo que jamás había sentido. Al dejar de sentir mis movimientos Maggie trató de darme espacio, pero mi esposo la tomo del brazo para que siguiera moviéndose y el comenzó a embestirme tanto como le era posible. Yo por mi parte estaba en una encrucijada por que sentí que me desmayaba de lo rico que estaba sintiendo, incluso les pedí parar por un momento, pero en cuanto se detuvieron me arrepentí pedí que siguieran, estimulándome, moviéndose...  literalmente entre gemidos y suspiros, les grite:
 - ¡No! Síganme cogiendo, síganme cogiendo.

Ya no aguantaba más hasta que sentí esa humedad cálida dentro de mi culo y escuché ese gemido ronco de mi esposo, era todo lo que necesitaba para volver a correrme y lo hice, en ese momento Maggie lo notó, así que se alejo un poco y se quedó de rodillas sobre el sillón. Yo poco a poco me levante para sacar la verga de mi esposo de mi ano para quedarme acostada encima de él mientras de reojo, vi como Maggie acercaba su cara a nuestros genitales y probaba lo que salí de cada uno de mis agujeros y, ocasionalmente, las pequeñas gotas que aún salían del pito de mi esposo.

Después de esto los tres, cansados y satisfechos, decidimos descansar pues ya pasaba de la una y media de la mañana. Maggie mandó mensaje a casa diciendo que la fiesta ya había terminado y se quedaría donde una amiga, así que pasó la noche y la mañana siguiente con nosotros... Pero dejaremos eso para luego. 





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