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Capítulo 2.- 1+1=3

Con lo repentino que fue el cese de la acción y con la pena por la posibilidad de haber sido descubiertas, mi libido bajó abruptamente, así que limpié mi cara y volví a salir a la reunión, sin saber como presentarme o si alguien había visto algo, pero cuando llegué a la mesa Maggie había guardado un lugar a un lado de ella para que yo me sentara, y como el clima era un poco más fresco según avanzaba la noche, Maggie hizo gala de su ingenio y frotando sus manos  en señal de frío dijo al mismo tiempo:

 - Amiga, ven abrázame que tengo frío. (Cabe señalar que ambas teníamos chamarra de piel ;) )
Lo cual me provocó perder el nerviosismo, acto seguido me senté a su lado y me recosté en su hombro mientras ella me abrazaba, dicha posición me dejaba al alcance de ese perfume (que ahora sé es Channel Chance) que me prende hasta la fecha. Ahí acurrucadas, ocasionalmente pasaba mi dedo sutilmente por encima de su pantalón a la altura de su vagina, la primer vez se estremeció un poco a manera de sentir cosquillas, pero la segunda ocasión que lo hice ella bajó su mano izquierda que tenía sobre mi hombro y discretamente la metió bajo mi pantalón y con un dedo, esos dedos tan suaves, hizo a un lado mi diminuta tanga para acariciar mi ano, solo para retirarlo cuando alguien se acercaba o para estirarse y rellenar su trago.
Ya era casi media noche y conforme pasaban los minutos y se acercaban las 12, y mi libido quería terminar de manera correcta lo que había comenzado, y cómo si me leyera la mente, Maggie me escribió un WhatsApp, que decía:
 - Mis padres están en casa, podemos ir a la tuya?
Tímidamente pero sin titubear contesté que si con una sonrisa y asintiendo levemente con mi cabeza.
Acto seguido Maggie se puso de pie y dijo.
 - Niñas, se quedan en su casa. Ya ando un poco cansada y tomada.
De inmediato yo me ofrecí a "llevarla a su casa" por si se sentía muy tomada, argumenté que mi esposo y me había mandado mensaje desde hacía un rato (lo cuál era una vil mentira pues él había salido con sus amigos) y que aprovechaba para llevarla. Justo en cuanto terminé de decirlo y Maggie asintió, pensé 
- ¡Mi esposo! 
Mi mente relajada por las copas de vino me arrojó tres opciones muy optimistas: 1) Aún no llega y podemos aprovechar un momento; 2) ya llegó, está dormido y podemos estar juntas en la cochera, en el cuarto de visitas o en la sala de Tv. Ó; 3) Seguirle siendo fiel a nuestros sentimientos y buscar la manera de integrarlo.
La opción tres arrojó imágenes mentales de los labios de Maggie sobre mi cuerpo al tiempo que tenía el pene de mi esposo en mi boca.

CONTINUARÁ...