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POR LAS CALLES DE LA CIUDAD (parte 1)

Era sábado por la tarde y mi esposa Martha y yo, salimos a dar la vuelta paseándonos por las calles de la ciudad, en eso andábamos cuando decidimos comprar algunas cervezas, así lo hicimos y mientras platicábamos y nos las tomábamos, acordamos mandarle un mensaje a nuestro amigo Mario, para preguntarle si podía acompañarnos. Al llegar su respuesta nos dijo que estaba en una reunión y que se iba a desocupar ya noche, pero que si le decíamos dónde íbamos a estar trataría de hacer lo posible por acompañarnos.
Ya cerca de las once de la noche, seguíamos dando la vuelta ya algo tomados y al acabársenos las cervezas le pregunto a Martha, "¿nos vamos a la casa a acostarnos o llegamos a un bar?" Ella revisa su reloj y me dice "ya es tarde, no quiero desvelarme pero podemos llegar y estar un ratito en un bar". Así lo hicimos y entramos a un bar con música en vivo que estaba casi lleno, solo había una mesa disponible al fondo del local y ahí nos sentamos.
Teníamos pocos minutos cuando llega un mensaje a mi teléfono, era Mario diciéndome que iba saliendo de su reunion, le dije dónde estábamos y me dijo "voy para allá". A los dos nos sorprendió porque ya era tarde y pensábamos que no iba a poder acompañarnos. Todavía no nos acabábamos la primer cerveza cuando Mario llegó y ya venía, al igual que nosotros algo tomado, lo que ocasionó bromas entre nosotros y y comentarios subidos de tono de parte de Mario con respecto a Martha.
Esa tarde, cuando salimos de nuestra casa, Martha iba vestida con un short de mezclilla y una blusa muy escotada y sin brasier, así anduvo toda la tarde, pero cuando decidimos ir al bar, ella sacó de su bolsa un pequeño vestido y ah´'i mismo, arriba del carro se quitó la ropa que traía y se lo puso, la tela del vestido era muy delgada y le ajustaba muy bien al cuerpo y como ya mencioné no traía brasier y el pequeño calzón que traía decidió quitárselo porque se marcaba con el vestido, así que al entrar al bar llamó la atención de más de uno debido a lo corto del vestido y a lo sexy que lucía. Por eso cuando Mario llegó lo primero que hizo fue decirle a Martha lo bien que se veía.
Y si que se veía, los senos de Martha son muy bien proporcionados y el vestido los realzaba, además le llegaba arriba de medio muslo, por lo que al sentarse se le subía todavía más mostrando gran parte de su hermosa anatomía.
Mario se sentó a un lado de Martha, por lo que ella quedó en medio de los dos y rápidamente, entre plática y plática nos fuimos acercando a ella hasta rozar sus desnudos muslos con nuestra pierna. Ella no ponía objeción y más bien parecía gustarle, como ya mencioné los tres ya estábamos algo tomados por lo que estábamos más deshinibidos que de costumbre.
Entre la plática yo abrazaba a Martha con mi brazo derecho y le acariciaba la espalda hasta llegar a sus nalgas, ella no decía nada y Mario solo observaba. Después de vez en cuando bajaba mi mano y acariciaba una de sus piernas, recorriendo su muslo con mi mano derecha desde su rodilla hasta donde me permitía su vestido y ella solo sonreía, y Mario seguía observando, hasta en un momento que yo estaba acariciando su pierna, él con su mano izquierda abrazó a Martha y recorrió su espalda tímidamente, como esperando una objeción de parte de ella. }al sentir la mano de Mario recorriendo lentamente su espalda, ella volteó a verme y yo aproveché para darle un beso en la boca.
La timidez de Mario desapareció, al darse cuenta que ella no objetaba nada y que yo tampoco, empezó a recorrer la espalda de ella libremente. Nuestra plática continuaba y los avances de Mario con ella también. Después de acariciar su espalda, bajó su mano izquierda y al igual que yo lo había hecho anteriormente, empezó a acariciar la pierna de Martha que le quedaba a su lado. Ya la situación estaba subiendo de tono, pues en algunos momentos los dos le acariciábamos las piernas e incluso nuestras manos se tocaban en el recorrido que estaban haciendo. Martha solo sonreía y seguía platicando como si nada estuviera pasando.
Yo al principio me sorprendí, pero lo excitante de la situación me animó a seguir con el juego y toqueteo cachondo. Fui yo el primero que se levantó al baño y al regresar vi una escena que realmente me calentó. Estaban ellos dos sentados de manera normal, platicando como si nada, pero por debajo de la mesa Mario deslizaba su mano acariciando la pierna de mi esposa. Al sentarme de nuevo, les pregunté "¿cómo les fue en mi ausencia? los dos se rieron de mi pregunta y solo atinaron a decirme que muy bien.
Después fue Mario el que se levantó al baño, en su ausencia yo abracé a Martha con mi mano derecha acariciando su espalda y la derecha la metí por debajo de la mesa acariciando su pierna mientras nos besábamos y antes de que regresara Mario ella me dice "él ya sabe que no traigo nada debajo del vestido" y yo todavía le pregunté "¿tu le dijiste?" y ella so rio y me dijo "yo no le dije, me acarició primero las nalgas por encima del vestido y luego metió su mano hasta que se dió cuenta que no traigo nada abajo", lo que me dijo no me sorprendió del todo, pero si me excitó de sobremanera.
Al regresar Mario del baño, la que se levantó fue Martha y mientras ella regresaba yo le dije a él que nos la estábamos pasando muy bien y que a ella le estaba gustando, el asintió y a su vez me dijo "a mi también me está gustando mucho" y le dije las palabras que detonaron y marcaron el resto de la noche, le dije "por mí no hay problema, hasta donde ella quiera".
Al regresar Martha del baño y antes de llegar a la mesa Mario me dice "que guapa y sexy se ve", yo asentí y le repetí "por mi no hay problema, hasta donde ella quiera". Ya en la mesa los tres, continuamos platicando y tomando cerveza, pero ya las caricias que Mario le daba a Martha eran sin recato, él le estaba metiendo mano por todos lados y ella solo sonreía y trataba de mantener la normalidad, pero cada vez era más difícil para los tres y sobre todo para ella porque yo tampoco dejaba de acariciarla.
Nuestra mesa estaba al fondo del local, por lo que estábamos hasta cierto punto en un lugar discreto, pero también ya era muy evidente lo que estaba pasando y fue ella la que me dijo "mejor vámonos, esto está ya muy candente". Sus palabras me excitaron de tal manera que yo le dije "si, ya vámonos de aquí". Ella estaba aceptando ser tocada por Mario y le preocupaba que alguien nos pudiera ver, no quería que Mario se detuviera, quería que no nos vieran, por lo que yo intuía que ella... Quería más!
Al pedir la cuenta, Mario, ya muy tomado, me pregunta "¿ya nos vamos?" al responderle que si, él intenta besar a Martha, pero ella le dice "no, aquí no, hay mucha gente que nos puede ver, afuera nos ponemos de acuerdo". Mientras salíamos, Mario nos dice "voy al baño, afuera los alcanzo", y antes de que Mario regresara yo le pregunto a ella "¿qué hacemos? ¿vamos a algún lugar?" y ella en primera instancia me dice, "¿no te bastó con lo que pasó adentro? ve la hora... Ya es muy tarde, ya tenemos que irnos" y en tono de reproche continuó "ni se ocurra decir de ir a otro lugar y menos para nuestra casa porque Mario va a querer acompañarnos, hay que decirle que mejor nos vemos otro día".
Yo le contesté que estaba bien y cuando llegó Mario, fui yo el que le dijo que ya nos teníamos que ir, el me contestó que estaba bien y antes de despedirnos le pregunté "¿dónde estacionaste tu auto?" y estaba estacionado muy cerca del lugar de donde estaba el nuestro, así que los tres caminamos hacia nuestros vehículos. Llegamos primero al nuestro y al quitar los seguros de las puertas, sin decir nada y de manera sorpresiva para mí, Martha se subió en el asiento de atrás dejando la puerta abierta. Me sorprendí, pero al instante entendí lo que ella estaba haciendo y me subí adelante en el lugar del conductor, Mario por un momento no supo que hacer y al ver la puerta trasera abierta y a Martha haciéndole señas, se subió.



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