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Un Inicio muy, muy exitante, Parte II

Les comentaba en el relato anterior, que mi esposa ya gemía muy, muy fuerte, al sentir que nuestro amigo, le chupaba y mordisqueaba suavemente sus pezones, situación que a mi esposa, la prende sobremanera, pudiese decirse que los pechos y pezones, son sus puntos débiles.
Al momento de escucharla gemir tan fuerte y prolongado, comprendí que estaba disfrutando el momento, que disfrutaba las caricias, porque, obviamente estaba haciendo caso a mi recomendación, "Olvídate que eres mi esposa, que estoy allí, disfrutate, disfruta tu sexualidad y tu momento", en tanto que yo gozaba de una ola de sentimientos encontrados, celos, calentura, excitación al máximo de ver a mi esposa prendida de los labios de otro hombre y siendo acariciada en todo su hermoso cuerpo.
Una vez que nuestro amigo entendió por los gemidos de mi esposa, que era el momento de avanzar sobre su humanidad, lentamente fué besando su vientre, sus costados, haciendo que mi esposa prácticamente se retorciera de placer, al tiempo que ahora se chupaba los dedos y le indicaba a nuestro amigo, ahora convertido en su amante, que estaba en el máximo de placer.
Una vez que él escuchó esto, sin apresurarse, sino con delicadeza, con marcada ternura y caballerosidad, comenzó a besar sus pies, de la punta de los dedos, hasta las ingles, de inmediato percibí que la piel de mi esposa se ponía chinita y un rojo intenso cubrió su rostro, al tiempo que exhalaba fuertemente y sus gemidos ahora eran más intensos, mucho más, a grado tal que le suplicaba que por favor ya se la metiera.
Nuestro amigo, ahora amante de ella y cómplice mío en este tipo de ambiente, posicionó su lengua sobre la húmeda rajita de mi esposa, quien pegó un grito que denotaba el placer que sentía con esa caricia, nuestro cómplice, subía y bajaba su lengua por toda la cavidad vaginal, hasta tocar su clítoris que, parecía querer explotar de lo hinchado que estaba.
Acto seguido, la lengua de nuestro amigo, llegó a tocar el apretado orificio anal, lo que despertó nuevamente la sensación de "FRIO" en la piel de mi mujer, que ahora le gritaba POR FAVOR YA METEMELA, NO SEAS CRUEL YA METEMELA.
Más, el trabajo debía hacerse de la manera que mi esposa lo solicitó, así que, no hubo respuesta a la penetración, lo que si hubo, fué un prolongado, prolongado orgasmo de mi esposa, que dicho sea de paso, alcanzó a mojar la sábana de la cama, quedando con sus piernas temblando, pero "Con el cochito hambriento", nos dijo después de venirse.
Apenas reposó unos dos minutos, extendió su mano en busca del miembro de nuestro amigo, que, lo tenía bien preparado para el ataque, mi esposa se incorporó y, se lanzó en busca de ese trozo de carne que deseaba tener ya en su cochito, pero que debía darle tratamiento especial, así que, comenzó a darle pequeños lengüetazos desde los testículos, hasta el glande, de manera que nuestro amigo era el que ahora gemía, pues la mamada que estaba recibiendo era tremenda.
Fué delicioso ver a mi esposa engullirse el miembro erecto de nuestro amigo, se lo comía de tal manera que pareciera lo quería desaparecer en su garganta, aguantándolo unos segundos en lo más profundo, hasta que nuestro amigo le comentó en voz alta, "Si me la sigues mamando de esa manera, voy a terminar en tu boca y, quiero cumplirte cabalmente, así que por favor, más despacio.
MI esposa entendió que de hacerlo vaciarse, muy probablemente no podría cumplir a cabalidad su primera experiencia en brazos de otro hombre, así que lo sacó de su boca, le pasó nuevamente su lengua por el glande y le dijo: "Cógeme como quieras, pero cógeme, entonces, el la abrazó, se fundieron en un largo y húmedo beso, que nuevamente hizo que mi esposa se pusiera chinita de su piel y retomara sus gemidos, nuestro amigo, bajó su mano y buscó la húmeda cavidad vaginal de mi esposa, metiéndo de jalón dos dedos y arrancándo más que suspiros, gemidos prolongados y, la súplica, "POR FAVOR YA METEMELA, YA METEMELA", Papi, dile que por favor ya me la meta.
Obviamente que yo no le daría esa órden a nuestro amigo y cómplice,q eue estaba haciendole un muy buen trabajo, sin despegarse de sus labios, la recostó suavemente en la cama, bajó nuevamente su rostro hacia su vagina le propinó una nueva mamada y, así, sin condón,emparejó su cuerpo al de mi esposa y lentamente se la fué introduciendo, eso fué como un bálsamo para la calentura de mi esposa que comenzó a menearse de manera frenética... CONTINUARÁ