Historias y Relatos Swinger

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Eran nuestros inicios cuando todavía vivíamos en Cancún, Quintana Roo, el Paraíso en la Tierra...

Teníamos doble cita para ese día... cita por la tarde con una chica sola y para la noche con una pareja.

Antes de la hora fijada me marcó la chica sola para indicarme que ya estaba en la ciudad, venía de otro estado, por motivos de trabajo, y me dijo que llevaba prisa pues no se iba a quedar mucho tiempo como inicialmente estaba previsto.

Le expliqué, nervioso, que mi pareja no podría a esas horas por su horario de trabajo, pero insistió que podíamos vernos ella y yo sin ningún problema.

Emocionado y todavía sorprendido le marqué a mi mujer para explicarle la situación, ella accedió sin ningún problema y hasta la sentí contenta por mi.

La chica, diez años más joven, le marcó también a mi mujer y le pidió permiso para que yo pudiera ir a conocerla... permiso concedido! y así comenzó una tarde de ensueño!!!

Me dirigí a una plaza comercial en la cual ella se encontraba. La idea original era solamente conversar, pero en la llamada con mi mujer, la chica dejó muy en claro que no estaba ahí para perder su tiempo... Y obtuvo el permiso de mi pareja para interactuar si se daba la química.

Honestamente yo estaba muy nervioso, era la primera vez que acudía a una cita del ambiente sin mi adorada mujer, y siendo muy sincero... me preocupaba no estar a la altura de las expectativas de la joven nueva amiga pues no cuento con cuerpazo de gym ni tampoco una súper herramienta, sino algo muy normal, nada de esas enormes y mounstrosas cosas que algunas exigen.

Al llegar al café en cuestión me encontré con otra sorpresa...

En persona ella lucía mucho mejor que en las fotos de su perfil. Yo estaba emocionado, contento, y nervioso. Al salir del café, por  sugerencia de ella nos fuimos directo al motel más cercano. En el camino le dije que no tenía experiencia como solo y que no sabía que detalle sería adecuado para obsequiarle.

Ella me miró muy seria y me dijo:

"Yo tampoco traje detalles para ustedes, si ambos queremos estamos en igualdad y no es necesario que me obsequies nada, no lo hago por interés sino por placer".

Llegamos al sitio de las travesuras para adultos y ella prácticamente tomó el control de la situación. Era una experta en lo que hacía y sabía cómo hacerme sentir cómodo, relajado, y satisfecho. Nos despedimos con la promesa de vernos nuevamente ahora sí con mi pareja.

Empezó a oscurecer y recordé la cita con una pareja. De inmediato me dirigí al empleo de mi mujer, yo estaba laborando en el turno nocturno aunque esa noche era mi descanso. Y al llegar a su empleo veo que están preparando todo para inventario. Ella me lo confirma y me pide que cancele la cita nocturna que teníamos con una pareja, a quienes ya habíamos conocido personalmente pero no habíamos coincidido para hacer algo más.

Les marqué para cancelar y ofrecer disculpas pero el esposo me preguntó si yo también estaría indispuesto.

Le dije que solamente mi mujer no podía asistir y entonces su esposa me interrumpió y me dijo:

"Pues vamos a hacer algo contigo".

En verdad yo no estaba muy seguro de entender lo obvio pero mi mujer me miró y dijo que podía ir. El esposo me dijo que su mujer iba a pasar por mi y él nos alcanzaría en el motel. En unos minutos su esposa me recogió en el centro y comenzó la aventura... Desde el momento en que me subí a su auto, la señora le marcó a su esposo y me pasó el celular.

El señor me iba dando instrucciones muy específicas sobre que hacer... Tócale aquí, bésale allá, etcétera. En una media hora llegamos a un motel en las afueras de la ciudad, el esposo ya estaba instalado.

Y comenzó la diversión!

Confieso que al principio yo estaba súper nervioso pues ellos tenían amplia experiencia en el ambiente y nosotros íbamos empezando pero ese día era mi primer día como solo.

Ella era una verdadera mujerzota, enorme, guapa, de hecho desde que conversamos los cuatro para conocernos yo quedé impresionado con su belleza física pero también intimidado por su gran experiencia en el ambiente.

Poco a poco fui agarrando confianza y el esposo fue muy amable y me trató como a un amigo, ambos se portaron como si nos conociéramos de toda la vida.

Fue una experiencia maravillosa y aunque han pasado varios años todavía lo recuerdo ese momento como si hubiera sido ayer.

Oh si, todavía lo recuerdo.

Luego de horas de diversión me llevaron a mi hogar, también con la promesa de luego jugar juntos los cuatro.

Al llegar a casa le conté todo lo ocurrido a mi mujer, con lujo de detalles, y ella estaba muy contenta y emocionada y me pidió que le repitiera una y otra vez todo lo que había ocurrido ese día.

Sin duda una de las mejores experiencias que he tenido.

Comida, bebida, y mucho más...  La próxima les comparte una historia de nuestro primer inter.