Historias y Relatos Swinger

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Atendiendo a los Socios del Norte.

Éste sábado me encontraba sentada en la sala tomando un vaso de wisky, eran las 6 de la tarde cuando Fer me mandó un mensaje diciéndome que estaba en Tepotzotlán con su socio del trabajo, lo había llevado a probar el pulque que venden en cierto lugar. En fin, me vestí mmm "normal y cómoda" pantalón negro muy ajustado y una blusa algo escotada, tomé el Uber y me dirigí al punto, al llegar vi a Fer con su socio, ya estaban algo tomados pero no le di importancia. Fer me recibió como si fuera solo una amiga cosa que se me hizo un poco raro, pero se que le gustan los juegos así que actué como tal. Por una hora estuvimos tomando y platicando, nuestro acompañante era del norte y para nada penoso ya que no disimulaba su vista pero no le tomé importancia; poco después un amigo de Fer nos invitó a su casa y decidimos ir. Pedimos un Uber, nos subimos los tres en el asiento de atrás, obviamente yo quedé enmedio, en el camino él tocó "accidentalmente" mis piernas, era muy mmm tosco en sus palabras pero me agradaba.  En casa del amigo de Fer compramos cerveza y botana, estábamos escuchando música y cantando hasta quedar roncos, todo estaba muy tranquilo hasta que llegó el momento de complacer al invitado, bailamos norteña y él con la mano firme tocaba mi cintura y bajaba la mano muy descaradamente lo que calentó los ánimos. Después de un buen rato de baile y de que la cerveza se acabó, nos fuimos a "dormir" a falta de camas decidimos juntar dos sillones, me acomodé en una orilla, a lado de Fer. Me sentía algo caliente así que comencé a tocar a Fer, sin embargo, fue grande mi sorpresa cuando Fer me dijo que me pasara enmedio, pensé que sólo quería estar más cómodo para cogerme, pero tomó mi mano y la dirigió al invitado, enseguida entendí lo que pasaba por su mente. 

Comencé a deslizar mi mano dentro de su pantalón, el parecía estar un tanto desconcertado pero eso no le impidió seguirme el juego, empezó a tocar mis nalgas y deleitarse con la tanguita roja que llevaba, mientras tanto yo estaba jalándosela. Él me jaló y comenzó a besarme muy apasionadamente, se deslizó a mi cuello y a mis senos, se desechó el pantalón y dejo su miembro expuesto, estaba firme y listo para deslizarse dentro de mi. Y bueno para que hacerlo esperar, yo estaba muy deseosa y fue delicioso sentirlo dentro de mi. Mientras tanto, Fer disfrutaba del espectáculo, se excitaba más y más con cada gemido. Fer decidió salir a fumar porque el sexo no está completo sin un buen cigarro. 

Nosotros seguíamos cogiendo y bueno, amo empinarme así que no podía dejar de hacerlo. Me levanté y me empiné dejando expuesto mi trasero para unas embestidas duras, él enseguida me penetró en esa posición y fue exquisito. Fer regresó y se sorprendió al ver lo inhibida que estaba, yo se lo mucho que disfruta al verme gozar así que seguí moviéndome. Y lo hice tan bien que él me dijo que ya se iba a venir, que quería hacerlo en mi boca, así que me puse de rodillas para chupársela y recibir su leche. Al ver ésta escena Fer decidió integrarse así que tenía dos vergas en mi boca, deslizaba mi lengua de una a otra, desde sus huevos hasta la punta. Así lo hice hasta que el invitado llenó mi boca con su leche, pero no la tragué, dejé que se deslizara sobre mis senos. 

Una vez que terminé con el primero, pasé con Fer quien ya estaba más que listo para penetrarme, me monté sobre él y comencé a balancear mis caderas, su verga entraba y salía de mi cuerpo y me hacía gemir muy fuerte. Yo estaba extasiada y le dije que quería que me llenara con su leche, con una sonrisa perversa me dijo que estaría encantado de hacerlo. Como mencioné me encanta empinarme y no había mejor forma de terminar la noche. Me empiné en el piso y el comenzó a embestirme, rápido, duro y hasta adentro, una y otra vez, tocando las partes más sensibles de mi cuerpo, haciéndome gritar hasta el punto máximo, Fer completamente exitado sigue moviéndose, de pronto siento como su miembro comienza a contraerse y expandirse llenándome con su leche. 

Sonrío y beso a Fer, le digo lo mucho que lo disfruté y que se que la próxima le tocará a él. Nuevamente nos acostamos pero ahora lo hicimos completamente satisfechos. Volví a quedarme enmedio de los dos, ya saben por si acaso alguno de los dos quería una segunda ronda... Y es que siendo sincera es un deleite despertar con besos en el cuello y una verga deslizándose sin avisar.