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Fantasía #1: El Director de Cine

Para quien no ha leído nuestro perfil, somos una pareja nueva en el ambiente, sin ninguna experiencia pero con muchas fantasías. Mi nombre es María Fernanda, y me llena de morbo el que me escriban cosas lujuriosas pero con clase, que fantaseen conmigo y exhibirme en fotos o por medio de la cam a sabiendas que hay alguna pareja, chica o chico del otro lado, masturbándose pensando en mí y en cómo me haría gemir. El relato escrito anteriormente fue una experiencia real entre mi esposo y yo. En esta ocasión, me gustaría narrar una simple fantasía que viene desde lo más húmedo de mi sexo. Espero la disfruten.

La noche era fría, pero el calor y la fricción de nuestros cuerpos generaban una atmósfera acogedora. Mi esposo una vez más se había calentado al ver como ponía erecta las múltiples vergas de los machos ansiosos a través de la pantalla del chat. Su miembro entraba y salía de mi jugosa vulva mientras abría mis largas piernas en compás. El sonido de mi húmedo coño golpeado por su vientre me ponía a mil. Se acercó a mis tetas para morder mis pezones y subió despacio con sus labios hasta mi oído para decirme: "Estaría rico contactar con alguien y que nos grabara cogiendo...". Mi sexo se sintió explotar y mis manos agarraron sus nalgas con frenesí para atraerlo más hacia mí. Su voz profunda y jadeante me hizo una pregunta, ¿Te gustaría que alguien nos grabara? Y mientras el orgasmo invadía mi ser, mi boca dejó salir un vaho calcinante con un tremendo sí como respuesta.

La faena terminó, los dedos hábiles de mi esposo recorrían con dulzura mis nalgas. Mi mente solo podía pensar en ese chico tatuado grabándonos, disfrutando y llenándome la cara de leche mientras mi marido aún estaba dentro de mí.

Las palabras morbosas pero perfectamente elocuentes de Jair me enloquecieron desde la primera vez que charlé con él. Un poco más de diez noches habían pasado ya desde que vio por primera vez mi sexo húmedo. Me encantaba sentirme deseada por muchos y ese día no era la excepción, el espectáculo y las reglas eran sencillos, mientras me llenaran de palabras morbosas mi sexo produciría mas y más jugos para complacer a la audiencia. Jair era un chico inteligente pero rebelde, treinta y dos años, 1.82 m y dueño de una de las vergas mas hermosas que haya visto, desde la primera noche, sus palabras y su miembro hacían que me empapara de sólo pensar en volverme a conectar para platicar con él.

A la noche siguiente de la propuesta de mi esposo, fui tras él. Mi estancia en la comunidad fue breve, sabía que quería y con quién lo quería, fui en busca de ese macho perfecto para mí, Jair. Un par de saludos obligatorios y los modos sociales correctos fueron el preámbulo a mi directa propuesta: ¿Te gustaría grabarme cogiendo con mi esposo?. No esperaba menos que un sí, su verga se paró y me permitió verla chorrear leche por enésima vez. Quedamos de acuerdo día, hora y lugar. Llegó puntual y oliendo a frutos frescos. El toque hípster de su bufanda contrastaba perfecto con su tatuaje en la mano y el cuello. Charlamos y bebimos para conocernos más, su sonrisa me hipnotizaba y mi esposo lo sabía. Mi mano nerviosa apretaba la de mi macho mientras sentía su aprobación con la mirada. Coquetee torpemente, a final de cuentas era mi primer contacto en este ambiente, mi nerviosismo era evidente, pero es que no todos los días tienes al hombre que amas autorizándote a seducir al hombre que esa tarde mojaba mi tanga. Mis burdos mensajes y señales fueron entendidas por Jair, su mano empezó tocar mi pierna por debajo de la mesa y a hurgar un poco entre mis piernas. El alcohol estaba haciendo su efecto deshinibidor. Mi esposo sugirió nos fuéramos a la playa antes de que empezara a anochecer. Al salir, y justo antes de subirnos a nuestro auto, Jair me abrió la puerta trasera mientras intercambiaba una sonrisa de cómplice con mi marido. Me subí empapada. El trayecto fue erótico y perverso. Sus labios recorrieron mi cuerpo y sus dedos actuaron con maestría en mi vagina. Sacó su verga dura y me invitó a probarla. Devoré cada centímetro de ese caliente palo. Nuestro destino estaba cerca cuando con un par de nalgadas me dijo para y me dio un beso.

Bajamos. Sonreímos. Y entre mis ahora dos hombres empezaron lo que para mí fue el mejor juego sexual de mi vida. Mi esposo sacó su celular y se lo dio a Jair, quien presto empezó a grabar como orgasmo tras orgasmo mi vulva, temblorosa y ardiente, salpicaba la arena y escurría jugos que dibujaban senderos por la verga que los provocaba. Justo antes de que mi macho terminara dentro de mí, sentí la leche hirviendo caer en mi rostro y sólo abrí la boca.

El crepúsculo se esfumó y un beso de ambos me dejó dormida en el asiento del copiloto con mi sexo lleno y mi fantasía cumplida. Quizá, la siguiente vez el director de la película sea mi esposo y mi coestelar sea otro.

Gracias por leer, espero les haya gustado mi fantasía y ojalá comenten mucho. Saludos y que tengan un hermoso día.